La próstata es una glándula del sistema reproductor masculino en forma de castaña que segrega un líquido blanquecino y viscoso cuya función es estimular el movimiento de los espermatozoides. La próstata se encuentra unida al cuello de vejiga y de la uretra
A
partir de los 45-50 años, la próstata puede aumentar de tamaño causando obstrucción
en la salida de la orina. Este agrandamiento anormal de la próstata se conoce
como hiperplasia benigna de próstata (HBP).
Síntomas
de obstrucción: dificultad para iniciar la micción, chorro miccional débil y/o
entrecortado, sensación de no vaciar completamente la vejiga, goteo
postmiccional, en algunas ocasiones incontinencia y en las situaciones más
graves la persona no puede orinar.
Los
métodos diagnósticos para detectar la
obstrucción son la flujometria y la urodinamia.
En
cuanto al tratamiento, la primera opción es el farmacológico con alfa
bloqueantes, inhibidores de la 5-alfa-reductasa, anticolinérgicos, etc.
Cuando
los síntomas de obstrucción no mejoran con esta primera opción, muchos
pacientes necesitan recurrir a la cirugía. El tratamiento quirúrgico de
referencia es la resección transuretral de próstata (RTU), sin embargo, en los
últimos años se han desarrollado otras alternativas entre las que destaca el
tratamiento con láser.
El
objetivo principal del tratamiento quirúrgico es mejorar los síntomas del
paciente y su calidad de vida.
Un
estudio publicado en marzo de 2016 realizado mediante meta-análisis de red, un
nuevo método de análisis, ha afirmado que los láseres más utilizados en las dos
últimas décadas son el láser holmio, el láser Tulio, el KTP o mejor conocido como laser verde, el
laser Nd: YAG, el láser diodo. En cuanto a los procesos generados por los
diferentes láseres se puede coagular,
evaporizar y enuclear la próstata.
La
falta de comparaciones directas de estas diferentes cirugías y la escasa
información comparativa entre ellos hace difícil realizar un análisis
estadístico directo. Sin embargo, el meta-análisis de red ha permitido llevar a
cabo una revisión sistemática para comparar la eficacia y seguridad entre los diferentes
tratamientos quirúrgicos para la HBP. Según este análisis el láser Nd:YAG ya no se
usa en la práctica clínica por no ser eficaz en la ablación del tejido
prostático de manera rápida y además de presentar altas tasas de
reintervención.
Por
otra parte, los láseres holmio, tulio, láser de luz verde y láser de diodo son
capaces de extirpar inmediatamente el tejido prostático. Además, el láser
holmio es el más adecuado para la incisión y el láser de luz verde el más
óptimo para la vaporización.
Aunque
la técnica quirúrgica más utilizada sigue siendo la RTU, estos láseres han demostrado
excelente eficacia clínica para la HPB.
Creemos
que el factor más determinante a la hora de decantarse por una técnica u otra,
lo marca la subespecialización del urólogo y el procedimiento en el que cuente
con mayor experiencia para obtener mejores resultados.
Beneficios del láser
de próstata:
En comparación con las cirugías convencionales, las cirugías con láser permiten una intervención más rápida.
Los riesgos de sangrado son mínimos debido al efecto hemostático del láser en el tejido que se encuentra alrededor de la zona intervenida.
El tiempo de hospitalización, en la mayoría de los casos, es de 24/48 horas en comparación con la resección transuretral que suele ser de tres a seis días.
La precisión del abordaje reduce el número de complicaciones.
Los pacientes en tratamiento con anticoagulantes, con edad avanzada o que presenten problemas cardíacos pueden someterse a este tipo de cirugías.
Complicaciones
potenciales después de la intervención con láser
A pesar de todas las ventajas de la cirugía
con láser también es importante conocer las posibles complicaciones que pueden
aparecer después de la intervención.
En
casos de obstrucciones graves puede que no se mejoren los síntomas
Hemorragia: se trata de una complicación
potencial de todas las cirugías pero gracias a las propiedades fotocoagulantes
del láser, esta complicación es muy poco probable que se produzca.
Estenosis uretral: Es un estrechamiento parcial o
completo de la uretra, puede aparecer pero es poco común en las intervenciones con
láser.
Incontinencia urinaria: aunque es una complicación más propia de las cirugías convencionales, durante la intervención se puede dañar la vejiga y los músculos que la controlan causando la incontinencia.
Trombosis venosa: Es una complicación relacionada con el periodo postoperatorio y generalmente se controla mediante fármacos y otros cuidados durante la estancia en el hospital.
Eyaculación retrograda: la asociación de la próstata con la
formación de semen hace que la eyaculación se produzca hacia el interior de la
vejiga en vez de hacia el exterior de modo que el semen es expulsado durante la
micción. La aparición de esta, es menor con las cirugías láser en comparación
con las cirugías convencionales. La eyaculación retrógrada no implica ningún
riesgo para la salud y el disfrute sexual del paciente.
Referencia bibliográfica:
Zhang X, Shen P, He Q,
Yin X, Chen Z, Gui H, et al. Different lasers in the treatment of beningn
prostatic hyperplasia: a network meta-analiysis. Scientific reports. 2016; pág:
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