jueves, 19 de mayo de 2016

Cirugía láser de próstata

La próstata es una glándula del sistema reproductor masculino en forma de castaña que segrega un líquido blanquecino y viscoso cuya función es estimular el movimiento de los espermatozoides. La próstata se encuentra unida al cuello de vejiga y de la uretra

A partir de los 45-50 años, la próstata puede aumentar de tamaño causando obstrucción en la salida de la orina. Este agrandamiento anormal de la próstata se conoce como hiperplasia benigna de próstata (HBP).



Síntomas de obstrucción: dificultad para iniciar la micción, chorro miccional débil y/o entrecortado, sensación de no vaciar completamente la vejiga, goteo postmiccional, en algunas ocasiones incontinencia y en las situaciones más graves la persona no puede orinar.

Los métodos diagnósticos para detectar  la obstrucción son la flujometria y la urodinamia.
En cuanto al tratamiento, la primera opción es el farmacológico con alfa bloqueantes, inhibidores de la 5-alfa-reductasa, anticolinérgicos, etc.

Cuando los síntomas de obstrucción no mejoran con esta primera opción, muchos pacientes necesitan recurrir a la cirugía. El tratamiento quirúrgico de referencia es la resección transuretral de próstata (RTU), sin embargo, en los últimos años se han desarrollado otras alternativas entre las que destaca el tratamiento con láser. 

El objetivo principal del tratamiento quirúrgico es mejorar los síntomas del paciente y su calidad de vida.

Un estudio publicado en marzo de 2016 realizado mediante meta-análisis de red, un nuevo método de análisis, ha afirmado que los láseres más utilizados en las dos últimas décadas son el láser holmio, el láser Tulio,  el KTP o mejor conocido como laser verde, el laser Nd: YAG, el láser diodo. En cuanto a los procesos generados por los diferentes láseres se puede  coagular, evaporizar y  enuclear la próstata.

La falta de comparaciones directas de estas diferentes cirugías y la escasa información comparativa entre ellos hace difícil realizar un análisis estadístico directo. Sin embargo, el meta-análisis de red ha permitido llevar a cabo una revisión sistemática para comparar la eficacia y seguridad entre los diferentes tratamientos quirúrgicos para la HBP.  Según este análisis el láser Nd:YAG ya no se usa en la práctica clínica por no ser eficaz en la ablación del tejido prostático de manera rápida y además de presentar altas tasas de reintervención.

Por otra parte, los láseres holmio, tulio, láser de luz verde y láser de diodo son capaces de extirpar inmediatamente el tejido prostático. Además, el láser holmio es el más adecuado para la incisión y el láser de luz verde el más óptimo para la vaporización.

Aunque la técnica quirúrgica más utilizada sigue siendo la RTU, estos láseres han demostrado excelente eficacia clínica para la HPB.

Creemos que el factor más determinante a la hora de decantarse por una técnica u otra, lo marca la subespecialización del urólogo y el procedimiento en el que cuente con mayor experiencia para obtener mejores resultados.
  
Beneficios del láser de próstata:
En comparación con las cirugías convencionales, las cirugías con láser permiten una intervención más rápida.

Los riesgos de sangrado son mínimos debido al efecto hemostático del láser en el tejido que se encuentra alrededor de la zona intervenida.

El tiempo de hospitalización, en la mayoría de los casos, es de 24/48 horas en comparación con la resección transuretral que suele ser de tres a seis días.

La precisión del abordaje reduce el número de complicaciones.

Los pacientes en tratamiento con anticoagulantes, con edad avanzada o que presenten problemas cardíacos pueden someterse a este tipo de cirugías.  

Complicaciones potenciales después de la intervención con láser

A pesar de todas las ventajas de la cirugía con láser también es importante conocer las posibles complicaciones que pueden aparecer después de la intervención.

En casos de obstrucciones graves puede que no se mejoren los síntomas

Hemorragia: se trata de una complicación potencial de todas las cirugías pero gracias a las propiedades fotocoagulantes del láser, esta complicación es muy poco probable que se produzca.

Estenosis uretral: Es un estrechamiento parcial o completo de la uretra, puede aparecer pero es poco común en las intervenciones con láser.

Incontinencia urinaria: aunque es una complicación más propia de las cirugías convencionales, durante la intervención se puede dañar la vejiga y los músculos que la controlan causando la incontinencia.

Trombosis venosa: Es una complicación relacionada con el periodo postoperatorio y generalmente se controla mediante  fármacos y otros cuidados durante la estancia en el hospital.

Eyaculación retrograda: la asociación de la próstata con la formación de semen hace que la eyaculación se produzca hacia el interior de la vejiga en vez de hacia el exterior de modo que el semen es expulsado durante la micción. La aparición de esta, es menor con las cirugías láser en comparación con las cirugías convencionales. La eyaculación retrógrada no implica ningún riesgo para la salud y el disfrute sexual del paciente. 

Referencia bibliográfica:

Zhang X, Shen P, He Q, Yin X, Chen Z, Gui H, et al. Different lasers in the treatment of beningn prostatic hyperplasia: a network meta-analiysis. Scientific reports. 2016; pág: 1-11.
Disponible en: http://www.nature.com/articles/srep23503


Nair SM, Pimentel MA, Gilling PJ. A review of laser treatment for symptomatic BPH (Benign Prostatic Hyperplasia). Current urology reports. 2016.


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